CRIPTÓN (Kr): UN GAS IMPORTANTE PARA EL VIDRIO
El gas noble criptón es muy difícil de extraer del aire. Por ello, hoy en día se utiliza principalmente como gas de relleno en las ventanas de doble acristalamiento, donde proporciona un aislamiento significativamente mejor que el argón y menos caro. El criptón también se utiliza como gas de relleno en los contadores Geiger para medir la radiación radiactiva. Otras aplicaciones son las mezclas de criptón utilizadas en láseres especiales para cirugía ocular o para fabricar componentes semiconductores complejos.
A los químicos William Ramsay y Morris William Travers les costó mucho demostrar la existencia del criptón como nuevo elemento. Al principio sólo sabían que debían existir otros elementos similares además del argón y el helio. Finalmente descubrieron uno en 1898 y lo bautizaron como criptón. Su nombre procede de la antigua palabra griega "kryptos" -que significa "el oculto"- y hace referencia a la búsqueda de este elemento.
El gas noble criptón es uno de los elementos más raros de la Tierra. La mayor parte se encuentra en la atmósfera. La proporción de criptón en el universo es mayor. Los científicos sospechan que la materia interestelar cuyo impulso crea campos magnéticos y radiación en el espacio interestelar es rica en criptón.
El criptón desempeñó un papel especial en la definición del metro: esa unidad de medida fue definida inicialmente por el metro prototipo internacional: una barra de platino cuya longitud era la diezmillonésima parte de la distancia entre el Polo Norte y el Ecuador. Gracias a métodos de medición más precisos, la longitud oficial del metro se modificó varias veces, al igual que su definición.
A principios del siglo XX surgió la idea de utilizar la longitud de onda de las líneas espectrales para definir el metro. A principios de los años 50, los científicos desarrollaron la lámpara de descarga de criptón-86, que emitía luz con la longitud de onda más estable y reproducible. Basándose en ese nuevo método, el medidor se redefinió en 1960. La definición del medidor que sigue siendo válida en la actualidad se estableció en 1983 y se basa en una medición del tiempo de recorrido de la luz en el vacío.
